
¿No hay presupuesto? Tampoco excusas
Algunos defendemos, producto de la experiencia, que todo negocio exitoso comienza en el cliente. Que de lo que se trata es de entender con certeza
El mercado seguirá achicándose, es hora de que hagas algo al respecto.
La pérdida de empleo, la reducción de presupuestos por parte de las empresas o la pérdida del nivel adquisitivo de las personas que son (o eran) nuestro mercado objetivo harán que el consumo retroceda, provocando una competencia despiadada. Un mar de promociones y descuentos intentará estimular el consumo.
El desafío inmediato va a ser PRODUCIR, VENDER y COBRAR, y para ello debemos organizarnos. Quien esté preparado para hacerlo con velocidad sobrevivirá y el resto quedará rezagado o morirá. El tiempo es corto y el “cuándo” es ahora.
Para ello debemos definir algunas prioridades:
No quedarse quieto esperando a que todo pase. Es verdad, “siempre que llovió, paró”, pero sería un error pensar que el mundo que nos espera será igual que el que conocíamos. Es momento de actuar y de pensar, pero: ¿pensar en qué?
Pensar en la caja. Lo primero que se nos viene a la mente ante un stop profundo como el actual es ser previsores con el dinero. En ese sentido, considerar la caja como el oxígeno de la empresa es lo correcto.
Como empresarios, somos parte de un ecosistema y nuestras acciones son parte y modifican la cadena de pago. Si todos “pisamos” todo el dinero estaremos ante un escenario de profecía autocumplida: nadie paga, nadie cobra, ni siquiera nosotros. Por lo tanto, habrá que tener claridad. ¿Qué tipo de exigibilidad tienen las deudas contraídas?, ¿quiénes son nuestros proveedores críticos? Debemos intentar modificar los compromisos de pago con todos ellos.
Esto podría obligarnos a extender plazos convenidos oportunamente, consensuar pagos parciales, pagar con servicios/productos en vez de dinero o cualquier otra forma que encontremos que contribuya a no quedarnos sin liquidez. Tenemos un tipo de proveedor especial, cuya exigibilidad de pago la encontramos cada 15 o 30 días, y que son motivo del segundo punto relevante del que nos debemos ocupar.
Pensar en la gente (nuestra gente). “Mientras haya salud, lo demás se resuelve”, decían nuestras abuelas y no les faltaba razón. Hay que pensar en la salud de los nuestros. Algunos podrán desarrollar sus tareas desde el teletrabajo, pero no todos, y reconvertir cada puesto de trabajo aprovechando el perfil de nuestros colaboradores actuales y de la situación será un desafío interesante que debamos afrontar.
Todos necesitan cuidar su fuente de ingresos y deberían ser flexibles en tomar a su cargo nuevas y distintas tareas. El mundo ha cambiado para todos, inclusive para ellos. Frente a un escenario de menores ingresos como el que se avizora, necesitamos del compromiso de todos y el poder encontrar acuerdos que sean convenientes para todas las partes.
Lo que no puede ocurrir si se tiene como objetivo la supervivencia y continuidad en el tiempo de nuestra empresa, es realizar despidos masivos, no solo por el rol social que como empresas cumplimos, sino por la consiguiente pérdida de know-how de la organización. Son las personas las que agregan valor y cualquier reducción de nómina deberá ser bien pensada a fin de no afectar nuestra oferta.
Pensar en liderar. Más que nunca, liderar es servir. Como responsables (líderes) de las empresas que gestionamos, tenemos la responsabilidad de ser el faro de la gente que nos colabora diariamente (y por qué no, de nuestros clientes). Están esperando que hagamos algo, y ese algo sin dudas que nos llevará a la prueba y error, nadie sabe cómo se reconfigurará el mercado cuando se abra nuevamente el juego y, en este sentido, la transparencia de los argumentos será lo que validará el camino elegido.
No habrá planes perfectos en esta crisis, pero un buen plan hoy es mejor que un plan perfecto en unos meses. Pensar, pero decidir. Dudar, pero decidir. La agilidad en las decisiones es clave. Habrá que redefinir expectativas y agendas de modo que continúen teniendo sentido. Corregir objetivos. Lo importante será empoderar a los colaboradores para aumentar la autonomía, transmitiendo confianza y motivación en organizaciones que, en muchos casos, se han dispersado producto del teletrabajo.
Si en momentos normales los equipos necesitan dirección, hoy más que nunca estarán en busca de certezas, no solo de índole económica, sino referidas a fortalecer las acciones cotidianas.
Esta es una de nuestras principales preocupaciones cuando abordamos una empresa en Gerentes de Alquiler, porque entendemos que en la certera lectura de estos temas es donde logramos sobreponernos a la adversidad. Si necesitas ayuda en definir estas líneas de pensamiento, contactanos.
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